domingo, 14 de abril de 2013

"Vamos Panza, tu locura es deliberada...la mía no"


“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”

Entonces nada importaba, sólo sumergirse al interior de un castillo distinto, donde dos locos reinventaron molinos de viento, a Toribio y Dulcinea, a Rocinante y gobernantes, soñando despiertos cada domingo para olvidar un poco el encierro en ese castillo muy diferente al de sus cuentos, un castillo de hierro, un castillo donde entran y salen muy seguido, los de afuera  unos ignorantes y “nosotros” los de adentro…por “muy sabidos”.

Un castillo que tiene tantos nombres como hombres en su historia, que alberga muchas mentes contagiadas por una sola utopía, un castillo que hoy en día nuevamente intenta hacer de las suyas, callando a los de afuera pero cuando ya los tiene adentro lo que más le agobia es el silencio de ellos. 

(Inspirado en la obra de teatro "La razón blindada" de Arístides Vargas, 
Teatro Malayerba)